ESCONDITE – Sala de Allan y Andrew
Audio solamente
NARRADOR:
Algunos judíos sobrevivieron a la Guerra viviendo escondidos entre los no judíos, en territorios no ocupados de Polonia. Allan Hall y sus padres Edmund y Maria vivieron el excepcional y milagroso nacimiento de un bebé, Andrew, mientras estaban escondidos en un depósito de carbón. Luego tuvieron que enfrentarse a la difícil decisión de qué debían hacer con el niño.
Allan Hall:
Fuimos al sótano y ellos trasladaron a mi madre hacia otro sitio y yo estaba absolutamente desacostumbrado a estar lejos de ella. Ahora imagínense que “lejos de ella” en este caso probablemente serían unos 10 pies, en el mismo espacio, y realmente me asusté mucho porque colocaron una sábana entre nosotros. A ella le sobresalía un poco el abdomen, pero en aquellos días estábamos bastante hambrientos la mayor parte del tiempo por lo que la gente tenía el abdomen distendido, lo que no era algo inusual. Poco después me enteré de que mi hermano había nacido.
Andrew Hall:
Pesaba cerca de 2 libras al nacer, nací en días muy sombríos y mis chances de sobrevivir eran muy poco probables.
Allan Hall:
Había un médico en otra de las habitaciones del sótano, quien se acercó a revisar a mi madre porque por aquellos días no nacían bebés.
Yo no sabía que ella estaba embarazada y durante mucho tiempo creo que ella tampoco lo supo.
Por lo tanto un niño recién nacido era toda una novedad, y este médico entró y le preguntó a mi madre si podía amamantar al bebé. Ella dijo que lo intentaría, pero no pudo. Entonces él dijo: pues bien, no hay muchas posibilidades para este bebé, pero si usted debe…si siente que tiene que hacer todo lo posible… de algún modo el médico o alguien en el sótano encontró un poco de azúcar.
Andrew Hall:
De modo que se puede decir que sobreviví a agua y azúcar, que literalmente me daban por cucharadas; una cucharada calentada por vez, las 24 horas del día, durante los primeros días.
Andrew Hall:
Y luego un dentista llegó a la conclusión de que no iba a sobrevivir a menos que se hiciera algo verdaderamente hercúleo…y ellos básicamente realizaron un intercambio de sangre entre mi sangre y la de mi madre sin analizar de qué tipo era. La lógica indicaba que no sobreviviría. Pero lo hice, y tuve la fortaleza suficiente como para empezar a crecer mucho.
Allan Hall:
Estábamos en Varsovia durante el levantamiento.
Debíamos marcharnos porque los alemanes iban a despoblar todo Varsovia y luego derribarla. A lo Cartago. Pues bien, salir de Varsovia era un verdadero problema, entonces la mejor alternativa, que no era una gran alternativa pero era la mejor que teníamos, era la de escapar a través de las alcantarillas. Mucha gente estaba marchándose a través de las alcantarillas.
Y la gente decía: van a tener que dejar al niño, y la alternativa matarlo, porque no se puede llevar un bebé por las alcantarillas. Si por algún motivo se escuchaba llorar a un bebé, nos arrojarían una granada de mano y todos moriríamos. Entonces el resto del grupo no quería que conservásemos al bebé. Entonces mi madre se enfrentó a todo el grupo y les dijo: “No. O bien vivimos todos nosotros o moriremos todos. No vamos a matar a este recién nacido y no vamos a abandonarlo.”
Andrew Hall:
Cada día que he pasado en esta Tierra ha sido un milagro para mí, y yo intento ser consciente de ello a diario.
NARRADOR:
Ambos hermanos y sus padres sobrevivieron al holocausto y emigraron a los Estados Unidos. Finalmente se establecieron en Miami.