Línea de tiempo 1933 - 1939

  • Hitler llega al poder legalmente

    En medio de una depresión mundial y una extendida desilusión alemana, el Partido Nazi gana con el 33% de los votos parlamentarios. Hitler es designado Canciller. Primeros 100 días de gobierno: Incendio del Reichstag (Parlamento alemán), ley marcial, primer campo de concentración (Dachau), boicot a las empresas judías, expulsión de los judíos del servicio civil, quema de libros.

    Adolph Hitler con el presidente Paul von Hindenburg, Potsdam, Alemania, 1933 / USHMM

  • Las leyes de Núremberg

    En septiembre de 1935, una serie de leyes nuevas elimina los derechos civiles y políticos de los judíos y les retira la ciudadanía alemana. El casamiento entre judíos y arios (no judíos) es prohibido y los judíos no pueden enarbolar la bandera alemana.

    Carteles de boicot en la vidriera de J. Neumann Cigarren, una tabaquería de propietarios judíos, Berlín, 1933 / USHMM

  • Juegos Olímpicos de Berlín

    Hitler utiliza los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 como herramienta de propaganda para consolidar la legitimidad internacional del régimen nazi. Los carteles antisemitas se retiran transitoriamente y la violencia racial baja de tono durante los juegos, pero los atletas judíos no obstante tienen prohibido integrar los equipos alemanes. Jesse Owens, un afroamericano, gana cuatro medallas de oro.

    Los espectatores ocupan las gradas del estadio de natación, Berlín, 1936 / USHMM

  • Expansionismo alemán

    Alemania invade y anexa Austria en marzo de 1938. En septiembre, los líderes de Inglaterra y Francia acuerdan apaciguar a Hitler y permitirle controlar un área de Checoslovaquia conocida como Sudetenland. En octubre, los judíos polacos son expulsados de Alemania.

    Refugiados checos expulsados de Sudetenland en la Oficina de Refugiados, octubre de 1938

  • Kristallnacht

    El 9 de noviembre de 1938, un pogrom (revuelta antijudía) iniciado por los nazis se desata en toda Alemania y Austria. Más de 1,000 sinagogas son incendiadas, 7,000 negocios judíos son saqueados y 30,000 judíos son enviados a campos de concentración.

    Un grupo de alemanes pasa frente a una vidriera rota de un negocio judío destruido durante la Kristallnacht, Berlín, 1938 / USHMM

  • Kindertransport

    Bajo presiones de la comunidad judía y grupos humanitarios, Gran Bretaña acuerda recibir a 10,000 niños judíos para su reasentamiento en Inglaterra. EE.UU. se rehúsa a considerar un proyecto de ley para aceptar a 20,000 niños judíos.

    El primer Kindertransport hace su arribo a Harwich, Inglaterra, diciembre de 1938 / USHMM

  • St. Louis

    El MS St. Louis parte de Hamburgo rumbo a Cuba en mayo de 1939, pero sus 936 pasajeros no pueden desembarcar porque sus visas cubanas fueron canceladas. A pesar de los reclamos desesperados a Cuba, EE. UU. y otros países, el barco es obligado a regresar a Europa. Hacia el final de la guerra, más de un cuarto de los pasajeros serían asesinados por los nazis.

    Miembros de la familia Heilbrun a bordo del MS St. Louis, 1939 / USHMM

  • Alemania invade Polonia

    Alemania invade Polonia el 1 de septiembre de 1939. Gran Bretaña y Francia declaran la guerra dando comienzo a la Segunda Guerra Mundial. Polonia es derrotada dentro del primer mes y los alemanes ponen en marcha severas políticas de ocupación, asesinan a muchos líderes políticos y religiosos polacos y encarcelan a muchos más. Los polacos judíos son obligados a recluirse en guetos. La Unión Soviética invade Polonia Oriental el 17 de septiembre.

    Soldados alemanes marchan sobre Varsovia, 1939 / USHMM

  • Exterminio de alemanes discapacitados

    En octubre de 1939, comienza el exterminio de alemanes no judíos discapacitados. Son las primeras víctimas de los nazis en morir en la cámara de gas en seis centros de exterminio especializados.

    Un autobús que recoge pacientes en el centro de exterminio nazi de Hartheim, circa 1940 / Dokumentationsstelle Hartheim

Audio El viaje del MS St. Louis

El St. Louis - Herbert Karliner Audio solamente NARRADOR: Herbert Karliner nació en Alemania en 1926. En la mañana de Kristallnacht, la tienda de su padre fue destruida y saqueada junto con la sinagoga del pueblo y todos los demás negocios judíos. La Gestapo obligó al padre de Herbert a vender su casa poco tiempo después. En mayo de 1939, Herbert y su familia se encontraban entre los 937 pasajeros a bordo del St. Louis, un trasatlántico alemán que se dirigía rumbo a Cuba. Herbert Karliner: Hacía un tiempo hermoso. Teníamos películas de bailes, servicios religiosos. La gente iba a ver al capitán; nosotros teníamos una buena relación con él también, y esperábamos ansiosos el momento de llegar a La Habana. Arribamos al puerto de La Habana y el buque atracó en la mitad de la bahía. Y nos dijeron que había algunos papeles que completar. Entonces esperamos, esperamos, esperamos, y nada sucedía. La policía cubana aparecía y nada sucedía. Yo tenía algunos familiares, mi tío ya estaba allí. Se acercó en una pequeña embarcación y nos hablaba desde lejos. Ésta es la primera palabra en español que aprendí: él dijo mañana, mañana, ustedes podrán salir. Pasaron dos días, tres días, cuadro días…estuvimos siete días en La Habana. No sabíamos qué estaba sucediendo. Empezamos a preocuparnos. La mayor parte del tiempo estábamos a oscuras. Escuchábamos que el gobierno no quería nuestro ingreso y que pedían cierta cantidad de dinero, pero nosotros no teníamos ni un solo peso. Entonces, después de 7 días, el capitán recibió órdenes del gobierno de dejar el puerto cubano. Entonces dijo: no se preocupen, navegaremos por el Caribe y encontraremos un lugar para ustedes. Se enviaron telegramas a todos los lugares del mundo; a Panamá, Argentina, República Dominicana, Estados Unidos (le enviamos un telegrama al Sr. Roosevelt) pero no recibimos ninguna respuesta. Enviamos un telegrama a la Sra. Roosevelt para que deje ingresar solamente a los niños, pero no recibimos ninguna repuesta. Estábamos desilusionados. Porque sabíamos lo que iba a ocurrir si regresábamos a Europa. Nuestras esperanzas empezaban a desvanecerse. Entonces nos anunciaron que atravesaríamos el estrecho de Florida, quizás alguien nos iba a escuchar. Después supe que el capitán quería que todos nos quedáramos aquí en Miami. El capitán se acercó a Miami Beach, les digo, yo tenía 11 o 12 años cuando estaba en aquel barco, estaba tan impresionado con Miami Beach que dije: algún día tengo que volver aquí. Bien, me llevó algún tiempo. No podíamos desembarcar en ningún país, nadie nos dejaba entrar. Entre tanto, la comida comenzaba a escasear, el agua también y el barco tenía que volver a Alemania. Volvía muy despacio con la esperanza de que alguien más pudiera hacer algo. Y dos días antes de que llegáramos a Alemania recibimos un telegrama que decía que cuatro países nos habían permitido la entrada y que seríamos divididos en grupos. Holanda, Bélgica, Francia e Inglaterra. Entonces naturalmente recobramos las esperanzas. Comenzamos a bailar al compás de las películas y todos estaban felices de no regresar a Alemania. Cada país recibió a unas 220 o 250 personas. No teníamos mucha opción para elegir dónde ir. NARRADOR: Los judíos europeos que tenían garantizado su refugio en La Habana cruzaron el océano Atlántico solamente para que su ingreso sea rechazado por el presidente cubano, al momento de llegar. El capitán del St. Louis dejó el puerto de La Habana y partió hacia Miami, con la esperanza de ayudar a sus pasajeros judíos a escapar a los Estados Unidos. La Guardia Costera de EE.UU. no permitió el atraque del buque. Finalmente, Bélgica, Holanda, Inglaterra y Francia acordaron recibir a los pasajeros del St. Louis. Herbert Karliner fue enviado a Francia donde vivió escondido haciéndose pasar por católico durante la guerra. Solamente Herbert y su hermano sobrevivieron a su familia. Cientos de otros pasajeros del St. Louis fueron víctimas de los nazis a medida que Alemania rápidamente avanzaba sobre los países de Europa Occidental.

Pasajeros se agolpan en la cubierta del MS St. Louis, 1939 / USHMM

Audio A bordo del Kindertransport

Transporte de los niños - Anne Meyer Audio solamente NARRADOR:  El transporte de los niños, o “Kindertransport” fue el nombre de una serie de esfuerzos de rescate que entre 1938 y 1939 llevaron miles de niños judíos refugiados desde la Europa nazi a Gran Bretaña.  Después de que los nazis perpetraran violentos ataques a los judíos durante el pogrom de Kristallnacht, Gran Bretaña relajó las restricciones de inmigración para los niños judíos en territorios alemanes. Estados Unidos no fue tan generoso. Un proyecto de ley para llevar a 20,000 niños a nuestras costas fue presentado en el Congreso. Finalmente, diez mil niños judíos fueron llevados a Gran Bretaña y fueron reinstalados en hogares de acogida. Muchos de ellos no volvieron a ver a sus padres jamás. Anne Meyer fue una de esos niños. ANNE MEYER: Bien, yo no sabía qué sería el transporte de niños. Y allí había otros niños de mi edad. Creo que el más pequeño tendría unos 9 años tal vez, y yo aún no había cumplido los 13. Y estábamos todos en el tren y no teníamos idea de lo que sucedía salvo que nos dirigíamos a Inglaterra, como si supiéramos qué era eso. Y que estábamos yendo adónde vivían unas personas extrañas. Mientras viajábamos y estábamos todos juntos sin estar muy seguros si podíamos confiar unos en otros o hablarnos, o descubrir de dónde venía cada uno, o cosas por el estilo, esta pequeña mujer entró al vagón, estimo que por ese entonces tenía unos veintipico de años y tenía el cabello muy pelirrojo. Ella dijo: soy vuestra consejera, mi nombre es Ruth. Yo les diré a partir de ahora qué es lo que deben hacer. Si desobedecen de alguna manera, pondrán en peligro a todos los que están en este tren y correrán el riesgo de que se detenga y regrese al destino inicial, al lugar donde estaban ustedes, y nunca saldrán vivos de Alemania. Entonces hagan lo que yo les diga. Sé perfectamente que algunos de ustedes llevan recuerdos de familia y algunos objetos preciados en su equipaje, deben arrojarlos ya mismo por la ventana. Cuando lleguemos a la frontera alemana nos harán bajar a todos de este tren y van a asegurarlo, y mientras ustedes permanecen afuera con las ametralladoras apuntándolos, van a revisar todo en este tren. Cada maleta, cada abrigo, cada chaqueta. Todo. No podemos correr ningún riesgo. Y obviamente nos acercábamos cada vez más a la frontera y era de tarde, ya casi de noche. Y finalmente se detuvieron. Y los guardas estaban en la plataforma con sus armas y nos gritaban, “¡Raus!”. Salimos, nos quedamos parados en la plataforma, ellos dieron un portazo detrás nuestro y se metieron en los compartimientos, y allí estábamos nosotros, de pie. Y nos pusieron en fila y contaron, al azar por supuesto…escogieron 10 niñas y 10 niños a quienes separaron del grupo y los desnudaron para hacerles una requisa. Y los registraron, y a nosotros nos hacían ir y venir en fila mientras seguían apuntándonos. Y allí estábamos, sin saber qué más hacer…entonces nos dejaron regresar al tren, que empezó a moverse ruidosamente y finalmente partimos. Entonces todo el mundo comenzó a gritar y a llorar porque parecía bastante obvio que realmente íbamos a salir de allí … Finalmente estuvimos bien a resguardo aquí con las mujeres del Comité de Amigos del Servicio y de la Cruz Roja de Holanda. Nos ofrecieron una banana, una naranja, un bocadillo y una tarjeta postal… fueron muy buenas con nosotros. …En el vapor que atraviesa el canal creo que no teníamos camarotes, simplemente nos sentamos, creo. Y ellos verificaron mi tarjeta y me dijeron: tú irás a Manchester; sabemos qué tren debes tomar por lo tanto puedes descansar un rato y aquí tienes algo para comer. Ellos me dieron sus nombres, su direcciones y números de teléfono, y me dijeron: si no te gusta el lugar donde estás entonces llámanos. Increíble… Así fue como han sido las cosas. NARRADOR: En mayo de 1940, los familiares de Anne finalmente recibieron las tan ansiadas visas para viajar a Estados Unidos. Se establecieron en casa de sus parientes en Charleston, Carolina del Sur, y finalmente llegaron hasta Miami.

El primer Kindertransport hace su arribo a Harwich, Inglaterra,diciembre de 1938 / USHMM

Audio Un acto heroico durante la Kristallnacht

Upstander Frau Dunn en Kristallnacht - Anne Meyer Audio solamente NARRADOR: En las primeras horas de la mañana del 9 de noviembre de 1938, los oficiales nazis organizaron una ola de pogroms que se realizarían en toda Gran Alemania. Es lo que se conocería como la Kristallnacht (“la noche de los cristales rotos”). Más de 7,000 negocios judíos fueron vandalizados y saqueados. Los cementerios judíos fueron profanados y más de 100 judíos fueron asesinados. Algunos judíos, como Anne Meyer, pudieron salvarse gracias a la valentía de los “upstanders”. Anne Meyer: Teníamos una mujer de la limpieza, Frau Dunn, que en paz descanse, que simplemente se rehusó a marcharse. Había trabajado para la familia de mi madre desde antes de que mi madre se casara. Ella había sido simplemente…ella era de nuestra familia. De hecho nosotros éramos su familia. Ella decía: no me voy a ir. Y en la mañana de la Kristallnacht nos salvó la vida. Recuerdo que mi hermana, yo y mi abuela estábamos durmiendo en el piso superior de nuestra casa y mis padres llegaron a eso de las seis de la mañana aquel día y se venían muy preocupados. Y mi padre nos dijo: hoy no irán a la escuela. No podrán salir de la casa. No vayan a salir del piso superior. Deberán esperar hasta que regresemos y les digamos que pueden salir de su habitación. Y hasta ese momento sea lo que fuere que oigan, si alguien golpea a la puerta, permanezcan de pie aquí y si parece que alguien se acerca y sube las escaleras se esconden debajo de sus camas. Y su madre y yo regresaremos tan pronto como podamos. Entonces nos dio un beso de despedida. No pensé nada al respecto, no tenía idea, ¿cuántos años tendría? Doce; mi hermana tendría 16, supongo que ella sabría más que yo. Y se marcharon. Y cerca de una hora más tarde pudimos oír que abrían la puerta y era Frau Dunn. Entró con su andar lento y pesado—conocíamos sus pasos—una mujer grande, literalmente una mujer inmensa. De contextura robusta, brazos grandes y sólidos. Y la escuchamos subir las escaleras con dificultad. Y nos dijo que estaban ocurriendo muchas cosas en la ciudad, que no hacía falta que las supiéramos. “Me quedaré aquí hasta que vuestra madre regrese”. Y le respondimos: ellos nos dijeron que permanezcamos aquí en la habitación y que si era necesario nos escondiéramos debajo de las amas y que no saliéramos de allí. “No sé qué tipo de tonterías están sucediendo, pero yo me haré cargo del asunto”. Entonces por supuesto cuando escuchamos golpes en la puerta salimos del cuarto inmediatamente y miramos por sobre el pasamanos, y allí estaba ella, y se quedó parada así, y cuando Dunn tenía los brazos en jarra ocupaba toda la entrada. Y aparentemente era la Gestapo y quería requisar la casa. Y ella dijo: “soy la única persona aquí, soy tan buena aria como ustedes así que largo de mi casa”. ¡Y ellos se fueron! Ahora no hay dudas de lo que hubiera pasado si ellos subían, no estaríamos aquí. Mi abuela, nosotras dos….habría sido el fin para todos nosotros.

Un grupo de alemanes pasa junto a una vidriera rota de un negocio judío destruido durante la Kristallnacht, Berlín, 1938 / USHMM